La sexualidad es una parte integral del ser humano que abarca aspectos físicos, emocionales, psicológicos y sociales. No se limita solo al acto sexual, sino que también incluye la forma en que las personas experimentan y expresan su afecto, placer y conexión con otros, de manera saludable y responsable. Entender la sexualidad es clave para prevenir embarazos no deseados en adolescentes, promoviendo la toma de decisiones informadas y seguras.

La adolescencia es un periodo crítico para la maduración de órganos y sistemas de las mujeres.  La mujer no está preparada ni física, ni psicológicamente para un embarazo.
Durante la adolescencia se dan muchos cambios hormonales que causan cambios  corporales como el aumento de tamaño  del corazón, pulmones, hígado, cerebro y riñones. El cambio más evidente es el aumento en la estatura y el desarrollo de las características sexuales.  En esta etapa el cuerpo todavía no cuenta con los recursos, físico y emocionales, necesarios para afrontar un embarazo.

• Estigma social: Las adolescentes embarazadas a menudo enfrentan discriminación y estigmatización por parte de la sociedad, lo que puede afectar su salud mental y bienestar.
• Interrupción de la educación: Las adolescentes embarazadas a menudo interrumpen su educación, lo que causa retrasos y reduce sus oportunidades de acceder a empleos bien remunerados en el futuro. Esto puede llevar a ingresos más bajos a lo largo de su vida.
• Abandono escolar: Las adolescentes embarazadas suelen enfrentar dificultades para continuar y terminar sus estudios, lo que reduce sus oportunidades educativas y laborales futuras.
• Inestabilidad familiar: Es común que las adolescentes enfrenten relaciones inestables o sin apoyo de la pareja o familia, lo que puede llevar a dificultades en la crianza y en la estructura familiar.

Según datos de UNFPA, en Guatemala, las estadísticas muestran una diferencia significativa en la educación superior entre las mujeres que experimentan el embarazo en la adolescencia y aquellas que no lo hacen. Solo el 2% de las mujeres que fueron madres adolescentes logran obtener un título universitario, en comparación con el 9% de aquellas que fueron madres entre los 20 y los 29 años.

El abuso sexual se define como cualquier actividad sexual entre dos personas que se da sin el consentimiento de una de las dos. La actividad sexual no consentida puede implicar una caricia o un gesto; un manoseo de los senos o los genitales e incluso el acto sexual (coito). El no consentimiento de ese acto, por más pequeño que sea, es lo que lo convierte en un abuso sexual.
El abuso sexual puede producirse, de una persona adulta a una persona menor o incluso entre personas menores. Suele ocurrir más a menudo que un adulto acose a una persona menor que conoce y sobre la que tiene poder. Puede ocurrir en el hogar, en las escuelas o en el espacio público.
Los casos de abuso pueden ocurrir en cualquier familia, no importando su condición social, etnia, religión o nivel educativo. Los abusadores generalmente son hombres y la mayoría de las veces son miembros de la familia: padre, padrastro, tío o hermano. También pueden ser vecinos, amigos, maestros, compañeros de escuela y extraños.

En el ámbito económico, la evidencia demuestra que, por varios factores, una madre adolescente no tendrá las mismas oportunidades laborales a lo largo de la vida y por ende dificultades para una independencia económica. El embarazo en adolescentes puede tener varios puntos desfavorables desde el punto de vista económico, para la madre joven, como:

• Clamidia: Infección bacteriana que normalmente es asintomática (pero si puede contagiarse de persona a persona), suele causar dolor al orinar y secreciones anormales (flujo color amarillento/verdoso). Sin tratamiento, puede provocar infertilidad.
• Gonorrea: Infección bacteriana que afecta los genitales, el recto y la garganta, y puede causar dolor, secreciones y, sin tratamiento, problemas de salud graves.
• Virus del papiloma humano (VPH): Infección viral que puede causar verrugas genitales (síntoma más común) y está vinculada a cánceres como el de cuello uterino.
• Herpes genital: Infección viral que provoca llagas dolorosas en los genitales y alrededor de ellos. No tiene cura, pero los síntomas se pueden controlar.
• Virus de inmunodeficiencia humano (VIH): Virus que ataca el sistema inmunológico, debilitado las defensas del cuerpo. Si no se trata, puede progresar a SIDA.
• Hepatitis B y C: La hepatitis B y C, son un tipo de infección viral que puede causar una infección aguda (a corto plazo) o crónica (a largo plazo) en el hígado, que pude generar un fallo hepático con el tiempo.
• Sífilis: Infección bacteriana que comienza con una llaga indolora y puede progresar a fases más graves si no se trata, afectando órganos vitales.

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se transmiten principalmente a través del contacto sexual sin protección, incluyendo vaginal, anal y oral. También pueden propagarse por el contacto directo con fluidos corporales como sangre, semen y fluidos vaginales. Algunas ITS, como el VIH y la sífilis, también pueden transmitirse de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.

Las ITS se diagnostican a través de varios métodos, dependiendo de la infección sospechada. Los médicos suelen realizar un examen físico y recopilan muestras de fluidos corporales como sangre, orina, o muestras de secreciones genitales para pruebas de laboratorio. También pueden realizar pruebas específicas como cultivos, pruebas de detección de anticuerpos, o pruebas moleculares (PCR) para identificar patógenos como virus, bacterias o parásitos.

Una forma de prevención de los embarazos en adolescentes y las ITS es el derecho a tener una Educación Integral en Sexualidad

La educación integral en sexualidad  NO pretende promover las relaciones sexuales tempranas, el uso inadecuado de anticonceptivos o el aborto. No provee información inadecuada a la edad o busca fomentar el egoísmo “centrándose en el placer individual”.
En cambio, el objetivo de la EIS es, ofrecer información científica y actualizada sobre diversos aspectos de la sexualidad, incluyendo la anatomía y fisiología del cuerpo, la reproducción, los métodos anticonceptivos, las infecciones de transmisión sexual (ITS), y los aspectos emocionales y psicológicos relacionados con la sexualidad.

La educación sexual integral no está diseñada para ir en contra de la cultura o la religión, sino para complementar la educación de los jóvenes con información científica, basada en derechos, y respetuosa de la diversidad. La EIS respeta las creencias y los valores de las familias y comunidades, y en muchos programas, se alienta a los padres y cuidadores a participar en la educación de sus hijos sobre temas de sexualidad, para que puedan transmitir sus propios valores. Los contenidos de EIS pueden ser ajustados culturalmente para ser apropiados a cada contexto, siempre y cuando se garantice el acceso a información precisa y basada en evidencia.
La EIS no se opone a la religión, sino que se mantiene neutral frente a creencias religiosas. Su propósito no es promover o criticar ningún sistema de creencias, sino educar a los jóvenes para que puedan hacer elecciones informadas y responsables sobre su salud sexual y bienestar. Las familias y comunidades tienen la libertad de complementar esta educación con sus propias enseñanzas religiosas y morales.
La intención de la EIS es brindar información precisa y reducir la desinformación que puede causar daño.

La educación integral en sexualidad es clave para la prevención de los embarazos en adolescentes. Al contrario de lo que suele creerse, la educación sexual no es una “puerta abierta” para los adolescentes para empezar su vida sexual. Sino que, al proporcionar información precisa y libre de juicios, la educación sexual empodera a las y los adolescentes para tomar decisiones informadas sobre su cuerpo y su salud, fomentando una mayor autonomía y responsabilidad.
La educación sexual enseña a los adolescentes habilidades importantes de comunicación en sus relaciones, incluyendo cómo establecer y respetar los límites personales y cómo obtener y dar consentimiento de manera explícita y voluntaria​.
Al educar a los adolescentes sobre los diferentes métodos anticonceptivos disponibles y cómo usarlos correctamente, se reduce la probabilidad de embarazos no deseados y se contribuye a una disminución en las tasas de embarazos en adolescentes e infecciones de transmisión sexual (ITS).
Este tipo de educación se basa en el respeto y promoción de los derechos humanos, incluyendo los derechos sexuales y reproductivos. Promueve el derecho de las personas a recibir información veraz y a tomar decisiones libres y autónomas sobre su vida sexual.
Fomenta la igualdad de género, el respeto mutuo en todas las relaciones y el respeto hacia todas las personas, independientemente de sus diferencias.
Incluye la enseñanza sobre la prevención de la violencia sexual, el acoso, y el abuso, proporcionando herramientas para reconocer situaciones de riesgo y saber cómo buscar ayuda.

Según registros de RENAP, monitoreados por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR), de enero a mayo de 2024, se registraron 25,031 nacimientos de madres adolescentes. De estos, 24,175 nacimientos fueron de madres entre 15 y 19 años, y 856 de madres entre 10 y 14 años.

En resumen para prevenir el embarazo en adolescentes es esencial proporcionar educación integral en sexualidad,   que cubra información sobre sexualidad, reproducción y métodos anticonceptivos, garantizar el mayor grado posible de educación, hacer accesible la información y acceso a anticonceptivos, garantizar la participación de adolescentes y jóvenes en la definicionde programas y políticas, reducir los matrimonios y uniones tempranas y forzadas y combatir la violencia de genero, es especial la violencia sexual a niñas, adolescentes y jovenes.
Un adolescente informado puede tomar la decisiones sobre su cuerpo y garantizar su autonomía.